mi vida es un motor
de dos velocidades
y las culturas son sólo
contraposiciones dicotómicas
dos es, culturalmente, número mágico
dos trompas de Falopio
dos trompas de Eustaquio
diurno y Chopin, el Nietzsche y el mal
Noé lo sabía
y dividió en dos el mar
y Dalí divide en dos el ojo
en “Le chien andalou”
Peters no corrige a Mercator
y come de sus naranjas escindidas
y en nuestra herencia judeocristiana
el corazón es un aparte del alma
dos es centro, y es mi origen cultural:
dos tuercas fronterizas por el raíl de una vía
el vaivén de dos pares de riñones de Gainsbourg
dos no se pelean si uno no quiere
sístole y diástole, rotación, translación
lineal o circular, emigración e inmigración
inspira, luego expira, el espacio y la velocidad,
una ida y vuelta en avión de destino iraní
Como decía, mi vida es un motor
de dos velocidades:
el tiempo que paso contigo
y el tiempo que espero volver a estar junto a ti
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