divendres, 23 d’abril del 2010
la natación y el postmodernismo
ni matemática ni número guardan algún tipo de orden lógico
y es que hoy en día las verdades son pura abstracción geométrica
el destino es un ridículo hombre en flotador en medio de un océano
y monótono, equidistante y paralelo, especular sobre sus horizontes
¿qué sentido dar a nadar, sino una arbitraria inclinación hacia lo estético?
y ruedas que giran como planetas y manzanas que caerán sobre Newton
y agujas de Cronos y otros vomitivos lugares comunes de la naturaleza
que muestran las tácitas líneas de ruta de un supuesto caudillo suyo
y su conspiración tiránica por mantener el orden, a través del aburrimiento
¿qué sentido dar a nadar, sino la ingenua atracción por remar contracorriente?
y yo caminé, para comprender, hasta la espiral del caparazón de los caracoles
y por sentirme más humano, hice votos de pobreza y besé tantas flores como pude
y llevo más de trescientos siglos azotando profesores en busca de respuestas
y estoy tan cansado y dolorido que no tengo fuerzas ni para marchar a dormir…
¿qué sentido dar a nadar, sino el del surfista que cree, que llegará “la buena ola”?
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¿Qué sentido dar a nadar, sino para salvar el pellejo cuando la vida se empeña en ahogarnos?
ResponEliminaUn abrazo.